La casa vacía.
Das öde Haus, E.T.A. Hoffmann (1776-1822)

—Ya sabéis —comenzó a decir Teodoro— que pasé el último verano en ... Los numerosos amigos y conocidos que encontré allí, la vida amable y despreocupada, las numerosas manifestaciones artísticas y científicas, todo me retuvo. Nunca me sentía tan contento como cuando me entregaba por entero a mi pasión de vagabundear por las calles, deteniéndome para ver los grabados en cobre que se exhibían en las puertas, deleitarme con los letreros y observando a las personas que salían a mi encuentro, con idea de hacerles un horóscopo; pero no sólo me atraía irresistiblemente la riqueza de las obras de arte y el lujo, sino la contemplación de los magníficos y suntuosos edificios. La alameda ornada de construcciones semejantes, que conduce a la Puerta de ***, es el punto de reunión de un público dispuesto a gozar de la vida, ya que pertenece a la clase alta o acomodada.

En los pisos bajos de los grandes palacios exhibíanse la mayor parte de las veces mercancías lujosas, mientras que en los altos habitaba gente de las clases mencionadas. Las hosterías más elegantes estaban, por lo general, en esta calle y los representantes extranjeros vivían en ella; así podéis suponer que allí había una animación especial y mayor movimiento que en otro lugar de la ciudad, dando la sensación de hallarse más poblada de lo que realmente estaba. El interés por vivir en aquel sitio hacía que muchos se conformasen con una pequeña vivienda, menor de lo que les correspondía, de suerte que muchas familias habitaban en una misma casa, como si ésta fuera una colmena. Con frecuencia paseaba yo por tal avenida, cuando un día, de pronto, me fijé en un paraje que difería de los demás de extraña manera. Imaginaos una casita baja, con cuatro ventanas, en medio de dos bellos y elevados edificios, cuyo primer piso apenas si se elevaba más que los bajos de las casas vecinas, y cuyo techo, en mal estado de conservación, así como las ventanas, cubiertas en parte con papeles, y los muros descoloridos, daban muestra del total abandono en que la tenía su propietario. Suponed qué aspecto tendría aquella casa entre dos mansiones suntuosas y adornadas con lujosa profusión. Permanecía delante contemplándola y observé al aproximarme que todas las ventanas estaban cerradas, que delante de la ventana del piso bajo se levantaba un muro y que la acostumbrada campanilla de la puerta cochera, así como la de la puerta principal, no existían; ni tan siquiera había un aldabón o llamador. Con el tiempo llegué al convencimiento de que la casa estaba deshabitada, ya que nunca, pasase a la hora que fuera, veía la menor huella de un ser humano. ¡Una casa deshabitada en esa parte de la ciudad! .....

Nivel B2

PDF,MP3/114 MB

DOWNLOAD

In order to download the file(s), you should register an account, registration takes less than 60 seconds and cost you 20$ for 365 days (It helps keep the site running - We appreciate Your Support), give you unlimited access to all resources, JOIN TODAY